domingo, 29 de enero de 2012

LA LEGALIZACION DE LA DROGA
NO OBEDECE A  UNA ACEPTACION MUNDIAL
DEPENDE DEL DESARROLLO ECONOMICO, POLITICO Y SOCIAL  DE NUESTRO PAIS

La legalización de la droga en Colombia es un tema engorroso que viene siendo discutido desde hace mucho tiempo, debido a que el narcotráfico es un cáncer social que azota al país aproximadamente desde los años 40, además de ser un problema progresivo dadas sus extraordinarias utilidades. Por ser Colombia el mayor productor de cocaína a nivel mundial y siendo la distribución de este estupefaciente  el negocio ilícito más rentable del mundo también esconde bajo sus ponzoñosas garras la perversión humana desembocada en el crimen organizado,  la corrupción, el paramilitarismo y las guerrillas en su búsqueda incesante de desestabilizar  las instituciones del Estado, pero sin duda alguna la mayor consecuencia de este flagelo es la descomposición social de  que vive todo el país.

Colombia se convirtió en el mayor productor, pero como un boomerang el problema regreso y la población colombiana se volvió  altamente consumidora, afectando principalmente a la niñez y la juventud. Aquí parte el problema ya que el Estado colombiano ha encaminado todas sus esperanzas en acabar con el narcotráfico, poniendo en marcha su poder coactivo en la lucha con los carteles que manejan la droga en Colombia y dejando en segundo plano los principios  fundamentales del país. 

Martin Luther King decía “Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual.”  En este sentido la legalización de la droga, no tiene fundamentos en Colombia, es claramente visible que el Estado ha descuidado lo realmente importante, la vida, la educación, la salud, la paz y sin estas bases como se podría hablar de una posible “legalización”  sin duda alguna lo principal es lo fundamental.

Son entendibles las ansias del poder político de buscar soluciones a tan infame negocio, con una salida fácil, “la legalización” ¿pero hasta qué punto es  equilibrado? Si bien es verdad que se les cortaría las alas a los delincuentes, cual es el precio que pagaría la sociedad colombiana en un Estado en el cual los niños no se educan, viven bajo la sombra de la guerra, el trabajo forzado, el desplazamiento, la  violencia intrafamiliar, el abuso sexual etc. La juventud esta cegada por los placeres de la droga, el alcohol, el libertinaje y el descontrol, como vía de escape a la falta de oportunidades y los obstáculos que pone el mismo gobierno para no permitirles estudiar, trabajar y en resumidas cuentas progresar.

La legalización de la droga no obedece a una aceptación mundial, depende de un desarrollo económico, social y político justo, en donde las oportunidades sean equilibradas en todos los sectores sociales, no olvidemos que Colombia está dentro de los cinco países más desiguales del mundo. Se deben combatir los problemas sociales para acabar con el conflicto armado y el narcotráfico  en Colombia, si existieran oportunidades de desarrollo personal en el país la violencia poco a poco iría cesando. El Estado debe encaminar riendas y garantizar la educación, la libertad, el trabajo justo, la vida, la vivienda, la salud y la Paz,  solo así una sociedad civilizada puede empezar a combatir flagelos como el narcotráfico. De lo contrario seguiríamos el mismo camino que llevamos hasta el momento, la guerra desemboca mas guerra, y está en Colombia se financia con la droga para los delincuentes y con los recursos públicos para el Estado, siendo así la única afectada la población Colombiana, al ver que los dineros que deberían ir para el desarrollo se van para una guerra que nadie acepta. Y es peor aceptar que el negocio  ilícito que en determinadas cuentas está contribuyendo al desarrollo económico del país, más que un aporte está destruyendo la juventud y los sueños de los colombianos. Con este resumen grosso modo del problema al que nos enfrentamos es justo que la decisión dependa de una ¿aceptación mundial?

Luis Gabriel Rodriguez de la Rosa
Estudiante de Derecho
Universidad San Buenaventura de Cali